Los amantes de Coney Island by Billy O’Callaghan

Los amantes de Coney Island by Billy O’Callaghan

autor:Billy O’Callaghan [O’Callaghan, Billy]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2019-01-01T00:00:00+00:00


Sacadas de contexto, eran las palabras de una desconocida. Caitlin recordaba haberlas escrito y reescrito, buscando la cadencia y el ritmo precisos, pero despojadas del argumento no las sentía como propias. Sin embargo, disfrutaba sabiendo que las había escrito y que a Michael le importaban lo bastante para buscarlas. Tendido a su lado, él acariciaba su cuerpo, demorándose en la cara posterior e interna de los muslos antes de volver a recorrer la curva de las nalgas. Parecía hipnotizado, lo que hizo que una sonrisa aflorara a los labios de Caitlin y se quebrara en una carcajada. Acabó de hojear la revista con parsimonia y luego, con impostada solemnidad, cogió el bolígrafo y garabateó su firma en el espacio en blanco que quedaba por encima del título. Las dedicatorias eran una novedad para ella. De niña había llenado las guardas de los libros de texto ensayando su firma, debatiéndose, a menudo en un mismo intento, entre una letra menuda y delicada y otra grandilocuente y rica en florituras, esforzándose siempre por resultar ilegible, pues al parecer ese era el rasgo definitorio de una rúbrica digna de admiración. Pero eso había sido mucho tiempo atrás, antes de que la cobardía anidara en su interior. Lo que ahora escribió en la página era mucho más comedido: «Para Michael, lo mejor siempre, Caitlin». Era una dedicatoria sencilla y formal, pero insinuaba algo más para quien supiese entenderlo. Michael cogió la revista y leyó complacido lo que ella había escrito, comprendiéndolo sin necesidad de explicación, y luego se lo agradeció con un beso de los que no engañan.

Casi desde el primer momento, Caitlin supo ver su relación como lo que era. Michael le permitía sentir; con él, existía de un modo más intenso. Se lo debía en parte al sexo, pero también a esa forma que él tenía de mirarla fijamente con sus ojos azul pizarra mientras se mordisqueaba el labio, y a lo que sentían estando juntos, paseando por el muelle, sobre todo en verano, intercambiando menudencias, turnándose para darle bocados a un perrito caliente o una porción de pizza, seguros aun sin haber llegado a verbalizarlo de que lo suyo duraría eternamente y de que siempre serían así de felices. En cierta ocasión iban por el paseo marítimo cuando Caitlin tropezó con los cordones desanudados de uno de sus zapatos y se abalanzó sin querer sobre Michael. Él la cogió al vuelo y luego se agachó para anudarle los cordones. Caitlin le alborotó el pelo y, estando de rodillas, él tomó su mano y le suplicó que se casara con él. Los transeúntes se detuvieron a aplaudir el apasionado sí de Caitlin y acogieron con vivas el abrazo que selló el momento, dando por hecho que lo que estaban presenciando era real. Michael se echó a reír y la besó, y durante esos breves segundos ella también se lo creyó, porque las promesas solo se convierten en mentiras cuando se quedan cortas respecto a sus propias ambiciones, y ninguno de los dos se había sentido nunca tan joven, tan feliz ni tan lleno de vida como ese día.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.